En octubre de 1947, Grace Holland atraviesa dos sequías simultáneas. Un verano extremadamente caluroso y seco ha convertido el estado de Maine en un polvorín. Grace y su esposo Gene han perdido el amor y ya casi no se hablan. Con cinco meses de embarazo y cuidando a dos niños pequeños, la vida de Grace se resume nada más a la soledad y sus labores domésticas. Una noche se despierta y descubre que los incendios arrasan la costa y se acercan cada vez más a su casa. Se ve obligada a arrojar sus hijos al mar para escapar de las llamas, mientras observa impotente cómo todo lo que conoce arde hasta los cimientos. Por la mañana, su vida cambiará para siempre: está sin hogar, sin dinero, esperando noticias sobre la suerte de su marido, y se encuentra abandonada frente a un futuro incierto en una ciudad que ya no existe. Con valentía y estoicismo, Grace supera una pérdida devastadora y, a pesar del humo, avista la oportunidad de reescribir su historia.