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“Sugiere que Pablo ve la buena conducta en esta vida como algo inseparable de nuestra esperanza de cara a la vida venidera. Meditar sobre los eventos del más allá no debe conducirnos jamás a desvincularnos de las realidades de la vida presente. Al contrario, una correcta meditación en aquéllos nos conducirá siempre a vivir vidas actuales más consagradas, más sanas, más justas y más comprometidas con nuestro prójimo.” (Page 11)
“Nuestra motivación para el buen comportamiento siempre gira en torno a estos dos polos: la instrucción que hemos recibido y el hecho de saber que daremos cuentas al Señor en el día final. Para conducirnos con rectitud necesitamos mirar hacia atrás a la voluntad revelada de Dios, y hacia delante al retorno de Cristo. Pero debemos recordar que las dos miradas persiguen una misma finalidad.” (Page 12)
“En segundo lugar, nuestro dolor queda condicionado por lo que creemos acerca de la muerte y el más allá.” (Page 112)
“Perder a un ser querido es siempre una experiencia desgarradora. No importa la firmeza de nuestra fe ni los muchos años que llevamos absorbiendo las gloriosas promesas sobre las cuales descansa nuestra esperanza cristiana, la llegada del momento de la separación nos llega siempre como un golpe cruel e «inesperado».” (Page 110)
“Y todo el propósito de la vida cristiana a partir de la conversión consistía en avanzar en aquella senda marcada por Cristo, persiguiendo siempre la meta del supremo llamamiento de Dios (Filipenses 3:14). El mundo anda en cierta dirección; el creyente debe ir contra corriente, andando en pos de su Señor8.” (Page 17)