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El profeta Ezequiel fue uno de los primeros de los judíos deportados a Babilonia. Muchos pensaron que Dios había abandonado sus promesas, al permitir el cautiverio. A través de las palabras, acciones, y las visiones de Ezequiel, Dios le recordó a su pueblo de sus pecados y le prometió que un remanente fiel regresaría, a fin de que todas sus promesas sobre el Mesías se cumpliesen.
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“el profeta nos proporciona las fechas de catorce acontecimientos.” (Page 1)
“El Señor permite que se presenten esos asedios en nuestra vida para nuestro bien. En esas ocasiones sería bueno pedirle a Dios que nos dé entendimiento, y así ver el bien que el Señor tenía en mente para nosotros al permitir que esos asedios lleguen a nuestra vida.” (Pages 29–30)
“Ezequiel la ve de nuevo ahora pero en un contexto mucho menos placentero. En primer lugar, la gloria de Jehová, esa evidencia visible de su amorosa presencia, iba a abandonar el templo y la ciudad que lo había rechazado. En segundo lugar, la visión que Dios le mostró a Ezequiel le permitió ver que los carbones encendidos tomados de entre los querubines iban a ser esparcidos por toda la ciudad con el fin de destruirla, tal como Dios había dicho que merecía.” (Page 58)
“El Señor prometió que con esos huesos iba a hacer lo mismo que había hecho con el polvo al que convirtió en cuerpo en el Edén. ‘Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente’ (Génesis 2:7).” (Page 227)
“Una nación que desafía abiertamente al Señor y a su voluntad, está en camino a la destrucción.” (Page 134)