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Juan Calvino ha sido reconocido como el exégeta indiscutible de la Reforma Protestante del siglo 16. En el año 1559, Calvino fundó la Academia de Ginebra, motivado por la convicción de que una de las necesidades más grandes de la Reforma era establecer una institución educativa que no solo preparase predicadores del Evangelio, sino hombres que pudieran aplicar los principios de la Reforma en todas las áreas de la vida. Calvino llegó a ocupar la cátedra de teología. Fue a lo largo de su carrera pastoral y docente que Calvino llegó a producir uno de los más completos y sólidos comentarios a la Biblia.
Indudablemente el tema que más apasionará a Juan Calvino era el tema de la salvación, de ahí que su devoción y destacadas aptitudes de exégeta brillan en esta epístola a los Romanos: la carta Magna de la salvación. Considere este extracto de la epístola de Romanos:
Rom. 5:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
No es necesario entender por esto que la muerte de Cristo no haya aportado expiación más que para los pecados pasados, porque eso es una fantasía que ciertos ilusos han deducido de este pasaje más entendido y aplicado por ellos; pues San Pablo demuestra solamente que hasta la muerte de Cristo, no ha existido ningún precio, pago o satisfacción para apaciguar a Dios, y que tal cosa no ha sido hecha ni cumplida por las figuras de la Ley, y por esta causa la verdad ha sido diferida y reservada hasta el tiempo de la plenitud. Existe la misma razón válida para los pecados que todos los días nos condenan y nos hacen ser culpables, porque no hay más que un camino de satisfacción para todos. Comentario a la epístola a los Romanos. p. 99. Juan Calvino.
“Luego de haber despojado al hombre de toda confianza en sus propias virtudes, y de toda gloria personal de justificación; después de haberles espantado y abatido con el temor del severo juicio de Dios, vuelve a su primer pensamiento: que somos justificados por la fe, nada más y expone cuál sea esta fe y cómo por ella la justicia de Cristo es adquirida.” (Page 15)
“Mas porque la salvación del hombre se ve en primer lugar atacada por la” (Page 224)
“A fin de que fructifiquemos a Dios. El Apóstol añade siempre la causa final, para que nadie suelte la brida de su carne y de sus concupiscencias con el pretexto de que Cristo nos ha librado de la servidumbre de la Ley. El nos ha ofrecido consigo mismo, en sacrificio, al Padre, y por esto nos ha regenerado, para que fructifiquemos a Dios en novedad de vida. Sabemos qué frutos el Padre Celestial pide de nosotros, es decir: santidad y justicia. No debemos pensar que servir a Dios sea contrario a nuestra libertad.” (Page 174)
“Cuando dice que son inexcusables, quiere decir que, conociendo muy bien el juicio de Dios, quebrantan la Ley como si dijese: ‘Aun cuando tú no consientas en los pecados de los demás, y aunque parezca, por el contrario, que tu seas su enemigo formal haciéndoles la guerra, sin embargo, si te examinas honradamente verás que no estás exento, por completo, de culpa y no puedes alegar defensa alguna dejando de estar incluido en la condenación, como los demás’.” (Page 55)
“De hecho, cuando tenemos a Dios por adversario, lo que parece ser felicidad no es más que miseria y desgracia; pero cuando nos es propicio, hasta las calamidades, en verdad, se tornan en bien y alcanzan buena y feliz solución.” (Page 137)
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