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Los autores de este comentario son conocidos especialistas de la lengua española y algunos expertos exégetas extranjeros, quienes continúan el espíritu y aporte científico que caracterizan a la Biblia de Jerusalén, la versión católica de la Escritura que más se acerca a los manuscritos originales.
Esta nueva colección de Verbum ahora incluye el comentario al Corpus Paulino II (epístolas a los Efesios, Filipenses, Colosenses, 1-2 Tesalonicenses, Filemón, 1-2 Timoteo y Tito).Verbum es el software bíblico católico líder a nivel mundial. Sus bibliotecas masivas interconectadas, motores rápidos de búsqueda, herramientas de idiomas originales y funciones útiles de conocimiento bíblico te ayudan a comprender la Palabra con una perspectiva mayor. Los magníficos recursos audiovisuales del software te permiten compartir fácilmente dicha perspectiva con otras personas. Sin importar qué dispositivo ni sistema operativo utilices (Windows, Mac, iPhone, iPad o Android) puedes llevar tu biblioteca a donde quieras.
El Génesis es el libro de los orígenes del mundo y de la humanidad; a partir del capítulo 12 los relatos sobre los antepasados exponen los comienzos del pueblo de Dios. Tras contrastar las bondades del Creador con la infidelidad e ingratitud del hombre pecador, vemos en los patriarcas la recompensa, siempre portadora de un futuro mejor como promesa aún no realizada, que Dios otorga a quienes se comprometen con él mediante la fe.
Tres acontecimientos fundamentales vertebran el libro del Éxodo. Primero, la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto, paradigma permanente de esperanza para todos los oprimidos. Segundo, la marcha por el desierto, donde Israel aprendió a caminar con Dios. Tercero, la llegada y estancia a los pies de la montaña del Sinaí, lugar privilegiado de la revelación de Dios, de la ratificación de la alianza y de la inauguración del culto. Tan transcendentales fueron estos eventos para el pueblo de Dios que han hecho del Éxodo uno de los libros más leídos y apreciados de toda la Biblia.
Sin lugar a dudas, el libro del Levítico es uno de los libros de la Biblia que más rechazo provoca, especialmente al lector cristiano, quien en contadas ocasiones recurre a él como lectura edificante. Se trata del libro menos leído y citado en la Iglesia. Su estilo reiterativo, centrado en la pormenorizada descripción de rituales y sacrificios arcaicos, especialmente los contenidos en los caps.1-7, cuya vigencia no superó el desastre de la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 d.C., sus discriminatorias leyes de impureza, en las que el cuerpo de la mujer se convierte en uno de los mayores focos biológicos de impureza, junto con los animales impuros de por sí, las personas que padecen enfermedades cutáneas y los cadáveres, dificultan que el hombre y la mujer del siglo XXI lo valoren positivamente.
Paradójicamente, este rechazo no se corresponde con el valor otorgado al Levítico por el redactor del Pentateuco, quien lo ha convertido en la parte central (incluso espacialmente) del mismo, o, lo que es lo mismo, de la Torá o Ley. Precisamente, el Levítico es uno de los libros del Antiguo Testamento que mejor describe, se esté de acuerdo o no con él, el simbolismo religioso de Israel.
El libro de los Números está lleno de sorpresas atractivas. Contiene piezas breves muy antiguas y relatos que, tras una compleja actividad redaccional, configuran una trama narrativa donde la Palabra de Dios resuena con fuerza actual. Está articulado como un díptico donde se confrontan dos generaciones del pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto. Una muere en la estepa, tras una larga serie de infidelidades (Nm 1-25), y surge otra que va organizándose con la perspectiva de tomar posesión de la tierra prometida (Nm 26-36). De este modo se invita al lector a que mire con fe su vida y la sociedad en la que vive, sin añoranzas de tiempos pasados. Él es parte de esa nueva generación que, aunque no haya visto a Dios tan cerca como lo que oye hablar de otros momentos, ni haya sido testigo de grandes milagros, si se mantiene fiel, entrará con su pueblo en la tierra prometida.
El libro del Deuteronomio es sin lugar a dudas uno de los libros más importantes del Antiguo Testamento. Es tal su importancia que algunos comentaristas lo consideran el “núcleo central” o “centro teológico” del Antiguo Testamento. Es un libro fundamental para comprender las claves principales de la fe israelita: Ley y alianza, elección y promesa de la tierra. Su influjo en el Nuevo Testamento es muy importante, ya que el Deuteronomio es uno de los libros veterotestamentarios más citados.
Quien haya emprendido la aventura de leer el libro de Job, volverá su última página con una sensación agridulce, una extraña mezcla de placer y frustración: placer, por haber tenido ante sus ojos una de las páginas más soberbias de la literatura religiosa de todos los tiempos; frustración, porque seguramente el libro de Job seguirá siendo para él un desconocido, como le ocurre al asiduo paseante de una hermosa ciudad, que siempre encontrará por entre sus calles algún rincón incógnito cuya belleza le anonada y le hace pensar. Se dice (con razón) que Job es un "libro difícil". Su estilo poético, preñado, escueto y, en ocasiones, sintácticamente ambiguo, se une a una teología crítica de altos vuelos. El lector descubrirá asombrado a un hombre arrojado a la intemperie por un dios caprichoso, debatiéndose ante la aparente inmoralidad divina, acosado hasta la extenuación por tres teólogos gregarios y con el alma transida ante el silencio de su dios.
No se trata de un comentario erudito, sino con la finalidad de que el lector de los salmos puedaapropiarse de los mismos, bien para disfrutar de su belleza poética, o bien, y sobre todo, para orar con los salmos. Los salmos son oraciones poéticas. No podemos desdeñar la belleza propia de la poesía. Quien así hiciera, por considerar que la belleza es “el ornato de una época burguesa ”, escribe von Balthasar, “ de ése podemos estar seguros que, secreta o abiertamente, ya no puede rezar, y que pronto ya no podrá amar.”
Proverbios es un libro añejo, pero siempre joven. Como ocurre con el vino, sus largos años de envejecimiento le proporcionan un buqué de diferentes y atractivos aromas, siempre familiares al sabio lector habituado a lo más exquisito. Su juventud habla de un inconsciente colectivo que, a lo largo de los siglos y en cualesquiera culturas, aflora a cada momento un esfuerzo individual y compartido por comprender la realidad natural y social que nos envuelve, y a la que lanzamos preguntas, a veces angustiosas, sobre los modelos de actuación más idóneos para alcanzar una vida buena y una buena vida. El libro de los Proverbios recopila un saber secular, fruto de la experiencia crítica de generaciones, encapsulado en sentencias, refranes, apotegmas, aforismos e instrucciones, en los que predomina el educativo imperio de la imagen y del símbolo. Su vitalidad actual puede servir de guía en el momento presente de nuestra historia, en una época en la que, desgraciadamente, la literatura gnómica va cediendo terreno ante el demoledor imperio de un lenguaje aséptico y pseudointelectual.
El planteamiento global del libro de Isaías (Is 1–66) presenta un proceso teológico profundo: muestra cómo el pueblo hebreo, caracterizado al principio por un culto que Dios no soporta (Is 1,10–20), llega a convertirse, con el auxilio divino (Is 43,1–7), en la nación trasformada que revela ante todos los pueblos la gloria de Dios (Is 66,7–14). Nuestro comentario, a lo lago de dos volúmenes (Is 1–39; 40–66), describe el itinerario de conversión de la nación israelita, e invita también al lector a adentrarse en la senda de conversión propuesta en la profecía isaiana.
Este comentario pretende ayudar a la lectura del libro de Ezequiel, acompañando al texto bíblico tal y como lo encontramos actualmente. No abusa de tecnicismos, ni estudia la historia que el texto ha sufrido y que, sin duda, lo ha enriquecido, pero a la que únicamente podríamos asomarnos de forma hipotética de la mano de tantos comentaristas que han utilizado todos sus conocimientos para explicarlo. El profeta es el libro, el texto. De él decimos “Palabra de Dios” al proclamarlo. Acercarnos a la persona de carne y hueso que se asoma entre líneas nos permite comprender mejor su contenido, pero el texto bíblico sigue siendo nuestro objetivo fundamental. Por eso, atendemos a los indicios literarios que señalan su forma y estructura. A través de ella intentamos llegar al contenido, a su mensaje. En algún momento no podremos prescindir del proceso histórico que ha sufrido o de las distintas versiones que lo han traducido e interpretado. Es evidente. Pero el objetivo seguirá siendo ayudar al lector a enfrentarse con el libro profético. En él se contiene la revelación o, dicho con otras palabras, en él se manifiesta el Señor de la historia, con planes de salvación que realizará a pesar de la rebelión casi constante de su propio pueblo.
El Libro de Daniel es un libro peculiar del Antiguo Testamento, pues el texto canónico contiene unas partes en hebreo, otras en arameo y otras en griego. En él se combinan “historias” de carácter didáctico, “visiones” de tipo apocalíptico y preciosos himnos litúrgicos. Presenta un mensaje de esperanza en situaciones dificilísimas, pero una esperanza activa que conlleva un comportamiento según la Ley de Dios, arriesgado con frecuencia, y eleva una oración de súplica al Dios Todopoderoso.
Descripcion Nahúm, Habacuc y Sofonías fueron testigos de la decadencia política, ética y religiosa de Judá en vísperas de la destrucción de Jerusalén y del subsiguiente destierro a Babilonia. La alargada sombra del imperio neobabilónico se cernía amenazante sobre Palestina desde décadas atrás. Estos tres profetas no se limitaron a condenar la descomposición socio-religiosa que afectaba a su país y el destructivo e inmoral imperialismo que alentaba a las tropas de Nabucodonosor. Al mismo tiempo propusieron unas condiciones religiosas que garantizasen la subsistencia y delinearon los rasgos que deberían caracterizar a la sociedad que resurgiera de las cenizas.
Descripcion La obra de Lucas ha sido analizada desde diversos puntos de vista para descubrir su estructura. En general, todos los estudiosos acuden a criterios objetivos: datos que ofrece Lc para no caer en subjetivismos. Los más frecuentes son: estilo, geografía, protagonistas, materia tratada, temas teológicos, resúmenes y sumarios. Estos dos últimos se pueden unificar y son quizás los que más nos pueden ayudar a descubrir el Evangelio de Lucas.En esta obra nos basaremos en dos datos objetivos, ofrecidos por el mismo escrito, para fundamentar la distribución de toda la obra de Lucas y que nos pueden servir para contemplarla en una panorámica conjunta: las anotaciones sumariales, también llamadas estribillos, resúmenes, y la palabra camino, con todo el elenco de palabras relacionadas con él, es decir, la categoría del camino.
Descripcion Según uno de los lectores más egregios (Orígenes) del evangelio de Juan, este libro es el más sublime de la Biblia. A pesar de los numerosos estudios y años de búsqueda, el cuarto evangelio sigue guardando su secreto y resultando una mina de tesoros para el investigador. Los grandes comentarios de los últimos años no han sido capaces de agotar su caudal. Han logrado, sin embargo, poner de relieve la multiplicidad de corrientes que lo surcan, el pensamiento denso que lo teje y la experiencia en el fondo y en la forma que lo transfigura. El presente comentario da razón del fascinante mundo joánico y ofrece una interpretación coherente del mismo, en la que cada pasaje se refiere al todo, y en la que no quedan piezas ni flecos sueltos. Muestra la unidad de la obra, al mismo tiempo que descubre numerosos temas del A.T. dibujados en su hondura y el tono poético que embarga muchas de sus páginas.
En este volumen se comentaran los tres grupos de cartas del corpus paulino conocidos un tanto convencionalmente como Primeras Cartas (Primera y Segunda Tesalonicenses), Cartas de la Cautividad (Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón) y Cartas Pastorales (Primera y Segunda Timoteo, y Tito). Estos grupos se distinguen del de las Grandes Cartas (Romanos, Primera y Segunda Corintios, y Gálatas).
Si nos atenemos a su perfil literario, la llamada Carta a los Hebreos no es una verdadera y auténtica carta. La definición más adecuada del género literario de este escrito puede descubrirse al final, donde es designado «discurso de exhortación» (13,22). En efecto, diversos detalles de la obra demuestran que se trata de un escrito de corte homilético. Sin duda, este «discurso de exhortación» no estaba destinado a un círculo restringido de dirigentes de una comunidad, como lo es, por ejemplo, el discurso de despedida pronunciado por Pablo ante los ancianos de la Iglesia de Éfeso reunidos en Mileto (Hch 20,18–35). Este sermón tenía la finalidad de ser proclamado ante una entera asamblea cristiana, incluidos sus dirigentes (cf. Hb13,17). Posteriormente, tras haber sido utilizado probablemente en la predicación a toda una serie de comunidades cristianas de una misma área geográfica, fue enviado a otras Iglesias (cf. 13,19.22–25), para ser leído siempre en un contexto comunitario, probablemente litúrgico, sino incluso eucarístico. No podemos hablar directamente de autor, pues la carta a los Hebreos es una obra anónima. A partir del proemio del escrito puede constatarse ya que no se trata de Pablo, pues en él, a diferencia de todas las cartas paulinas, no aparece el nombre del Apóstol. Más aún, no aparece remitente alguno. Este dato lo confirman también las persistentes diferencias que se aprecian, tanto en el orden estilístico como de contenido, entre Hebreos y los escritos del Apóstol.
¿Es posible escribir hoy un comentario después del volumen de R.E. Brown (verdadera enciclopedia) o después de los comentarios de H.-J. Klauck o de M. Morgen con sus exquisitos análisis literarios y su exhaustiva información bibliográfica? Reconocemos los méritos de estos comentarios y de tantos otros que tienen su justificación dentro del círculo de estudios especializados. Por ello, no pretendemos sustituirlos. Simplemente intentamos un tipo de comentario que haga llegar al Pueblo de Dios el mensaje del texto bíblico como alimento espiritual de los creyentes. Para ello se escribieron las Cartas de Juan y toda la Biblia. El acercamiento especializado resulta muy difícil de digerir para muchos cristianos, incluso ministros de la Palabra. En estas circunstancias, intentar un acercamiento a las Cartas de Juan liberado de la esclavitud de las notas y de continuas referencias bibliográficas puede prestar un servicio a los creyentes..
El Apocalipsis de San Juan es el último libro de la Biblia cristiana. Es también su coronación. En la primera parte (c. 1–3) el Señor resucitado habla a su Iglesia invitándola a la fidelidad con la promesa de la corona de la vida. En la segunda parte (c. 4–22), tras la visión del trono de Dios y la visión del Cordero asistimos al juicio de Dios que comporta el castigo de la humanidad pecadora y la salvación de los elegidos. La gran visión de la Mujer y del Dragón situada en la mitad de la parte profética del libro (c. 12), sintetiza la lucha entre el bien y el mal y la victoria del Mesías, hijo de la Mujer. Las Bestias a las que el Dragón entrega su poder son derrotadas (c. 19–20). La visión de los nuevos cielos y de la nueva tierra como asimismo de la Nueva Jerusalén, morada de Dios entre los hombres (c. 21–22), cierra este libro que ha sido llamado 'Evangelio de la Esperanza'.