“Habiendo tenido nues-tro volumen anterior, Lecturas matutinas, la bendición de nuestro Maestro” dice C.H. Spurgeon, “nos sentimos estimulados a prestar nuestra mejor atención a la presente serie de breves meditaciones, y la publicamos con la insistente oración de que su lectura sea motivo de bendición para todo lector”. “Ya son muchos los lectores que nos acompañan en el culto de la mañana: ¡oh, que todos puedan recibir gracia del Señor por medio de la porción leída!, y que, cuando un número similar se reúna para leer la selección vespertina, gocen todos de la sonrisa del Padre celestial”. Esta edición, totalmente revisada, seguirá siendo sin duda fuente de bendición e inspiración para muchos creyentes de habla hispana.
“Un cristiano considera más llevaderas las aflicciones que el pecado. Puede tolerar que sus enfermedades continúen, pero no es capaz de soportar la carga de sus transgresiones.” (Page 110)
“No te olvides de sentarte a los pies del Salvador, aun bajo el especioso pretexto de estarle sirviendo. La primera cosa para la salud de nuestra alma, la primera cosa para su gloria y la primera cosa para nuestra utilidad, es conservarnos en perpetua comunión con el Señor Jesús y cuidar de mantener la vital espiritualidad de nuestra religión por encima de cualquier otra cosa en el mundo.” (Page 32)
“No debemos buscar publicidad para nuestras virtudes ni para nuestro fervor; pero, al mismo tiempo, es un pecado estar siempre procurando esconder lo que Dios nos ha concedido para bien de otros. Un cristiano no tiene que ser una aldea colocada en un valle, sino «una ciudad asentada sobre un monte». No tiene que ser una lámpara colocada debajo de un almud, sino sobre el candelero, que alumbra a todos.” (Page 20)
“Ella pensaba en Jesús como en uno que mantenía una mesa tan buena que todo lo que ella necesitaba era una migaja en comparación. Recuerda, sin embargo, que la necesidad de la mujer era que el demonio saliera de su hija. Esto era para ella una cosa grande; pero, como tenía un alto concepto de Cristo, se dijo: «Para él esto es nada: solo como dar una migaja». Ese es el camino real hacia el aliento. El tener pensamientos exagerados en cuanto a tus pecados, solo puede llevarte a la desesperación; pero el tener un alto concepto de Cristo te dirigirá al puerto de paz.” (Page 95)